Entrevista y mensaje del rector Marco Tulio Calderón Peñaloza
-
En medio del covid-19 la Universidad celebra sus 70 años
Los retos de la educación superior
Por: Marco Tulio Calderón Peñaloza
Rector de la Universidad La Gran Colombia
Los retos de la educación en Colombia requieren una política pública que estructure real y efectivamente un verdadero sistema integrado, en el que los avances de cada etapa sean suficientes para que puedan ser afrontados con éxito en los siguientes, en escenarios de corto, mediano y largo plazos.
Este sistema debe eliminar el proceso meramente instructivo, donde se trasmiten de memoria algunos conocimientos que se tienen como demostrados y definitivos, sin espacio para repensarlos, lejos de la creación, reflexión y actualización.
Aquellas etapas tienen un enfoque evolutivo de preparación en las herramientas del pensamiento desde lo imaginario hasta la conceptualización de los saberes en una interacción dialógica, propia de los sujetos con el mundo natural y en sí y con otros sujetos.
Se requiere un pensamiento flexible en el desarrollo de la educación, como un espacio de diálogo constructivo, sin prejuicios destructivos. El aula debe ser un espacio propositivo y de formación real para el liderazgo, la autoestima y la apropiación común. Ese es el camino que se construye día a día y la base para un verdadero sistema educativo de cero a siempre.
El sistema debe asegurar una cobertura efectiva y un mínimo de deserción de los estudiantes para evitar la pérdida de generaciones, con un alto costo futuro para el país. El estudiante que abandona la universidad difícilmente regresa, se atrasa o se frustra y se pierde. Ante el número de estudiantes, la política debe promover el ingreso tanto a las instituciones estatales como a las privadas, con estrategias financieras que permitan resolver las dificultades sectoriales.
La Universidad La Gran Colombia es fundacionalmente un gran proyecto social, que impacta en los estratos uno (8%), dos (44%) y tres (40%).
Un 92% de 11.515 estudiantes, en consecuencia, está promoviendo vínculos con los jardines y los colegios para fomentar una educación dirigida a la formación de seres inquietos, buscadores de retos y saberes, con una capacidad de asombro permanente, que perviva y fortalezca su autoestima, a través de la formación en liderazgo temprano, una gran capacidad comunicativa, oral y escrita, y una visión matemática, que les permita solucionar los problemas cotidianos, propios del tiempo y el espacio del mundo real.
En la Universidad, el estudiante asume el aprendizaje y las competencias propias de cada profesión, con los desarrollos tecnológicos que le permitan dar una respuesta rápida que asegure una mejor y mayor productividad, con una visión empresarial de la disciplina profesional, capaz de crear conocimiento, innovando los saberes aprendidos y acogiendo el uso de las nuevas tecnologías como un medio y no como un fin en sí mismo.
Muchas personas piensan que la educación virtual es una solución para la educación, cuando sólo es una herramienta, una alternativa, tal como lo fue estudiar de día y, luego, estudiar de noche.
En estos tiempos de pandemia, a la educación en la modalidad presencial se le permitió ajustar sus procesos con el fin de asegurar la continuidad de los aprendizajes desde la casa, mediados por las TIC, en tiempo real. Eso no es propiamente educación virtual, pero acercó los aprendizajes al uso de las tecnologías y a las plataformas de la educación virtual. Ahora, es pertinente apropiarlas como buenas prácticas y como complemento de la educación presencial.
El momento y la experiencia mejoran la confianza en la educación virtual, pero, no por ello, se va a pasar todo a la educación virtual. Mucho se extraña el compartir con el otro, en la presencialidad. La educación virtual también requiere ajustes y trasformaciones y, en este momento de aprendizajes mediados, se encuentra la oportunidad para mejorar e integrar las tecnologías a la educación presencial. Un gran avance para enrutar hacia la empresa a los egresados.
Para no descuidar la calidad académica por el giro hacia soluciones simples, adaptadas a las circunstancias, el reto es mirar lo logrado y complementarlo con las estrategias pedagógicas y las mediaciones didácticas requeridas para que los estudiantes mejoren su nivel de pensamiento disciplinar.
Esta es una oportunidad para reconstruir y generar la gestión de unos modelos de encuentro académico, que favorezcan la formación humana, tanto en la modalidad presencial como en la virtual.
En estos diálogos se deben aprovechar los aprendizajes logrados y fortalecer el pensamiento creativo, flexible y reflexivo para garantizar la innovación en la solución de la problemática compleja e incierta, física o social.
Es necesario promover una visión de cambio permanente que asegure las oportunidades y no perpetúe la inercia, por miedos e intereses y construir la unión de los actores de la educación para que, conjuntamente, se responda al rigor de las exigencias de una sociedad del conocimiento danzante, sometida a los cambios de la denominada cuarta revolución industrial, el IPv6 o el 5G y haya un acercamiento real e intenso con las TIC en la educación. Su apropiación es un reto de corto, mediano y largo plazo.
Las TIC y su uso no son la educación, sino herramientas que propician la productividad de los saberes, un cambio cultural que facilita la búsqueda y la validación de los avances de la ciencia y, consecuentemente, las nuevas apropiaciones de la humanidad. No obstante, este complemento, en la escuela y en la universidad, no está llamado a desplazar la formación integral, creativa, flexible e innovadora que prepara para la vida.
¿Cambiará la forma de impartir las clases en las universidades?
La respuesta es ¡Sí! Indiscutiblemente se adquieren nuevos conocimientos, enseñanzas y experiencias por parte de los estudiantes, los docentes y las instituciones del actual Sistema de Aseguramiento de la Calidad en la Educación por las circunstancias epidémicas.
Es posible pensar diferente y promover un cambio en la cotidianidad de la educación, para bien de ésta. La educación es una danza entre la inteligencia, con todos los sentidos, y la voluntad. La excelencia del verdadero saber implica una interacción, donde la razón empoderada mueve a las emociones, en un sentimiento vital, como en el deporte, la música, la danza o el ejercicio apasionado de la profesión.
Los docentes son los mediadores que incitan a los estudiantes para que se enamoren de su disciplina, la asuman con toda su inteligencia y voluntad, no dejen de soñar con nuevas expectativas, que los mantengan frente el asombro permanente ante la incertidumbre y la complejidad del mundo. Sin embargo, esto implica formar en la capacidad para interactuar con “el otro”, sujeto que es prójimo, que, aunque le confronte, le permite crecer y ascender en el conocimiento al mismo tiempo. El otro, en la relación intersubjetiva, como un encuentro siempre dialéctico, permite crecer en los saberes, crear consensos, generar la apropiación de las circunstancias y mejorar las oportunidades propias.
El profesor debe acercarse al uso intensivo de las TIC y las plataformas como apoyo a la educación en ambientes digitales, pues esto motiva a los alumnos en sus presaberes tecnológicos y los invita a seguir indagando en ese complemento diferencial para la productividad.
Las aulas son espacios para la generación y contrastación del conocimiento. Ya dejaron de ser espacios para trasmitir saberes como verdades absolutas. El docente presenta una aproximación a la disciplina e invita a los estudiantes al ejercicio de la duda y a la construcción científico-filosófica de su saber. Les ayuda a pensar y argumentar su conocimiento para la solución de los problemas del mundo natural y cultural, desde lo social.
Los espacios académicos no serán puramente magistrales para la entrega de información. Estarán orientados tanto a la parte teórica como a la práctica, con exposición de los problemas de la vida para generar soluciones repensadas y concertadas con los saberes actualizados por un pensamiento flexible, creativo e innovador. La preparación para la vida real no se dará por una generación espontánea, de la noche a la mañana, pero la semilla ya se sembró.
¿Qué tipo de profesional gradúa la Universidad?
La Universidad asume socialmente la formación de un profesional íntegro, comprometido éticamente consigo mismo y con la sociedad, con un alto nivel de competencias disciplinares, blandas y duras, y una visión global y regional, que le permiten enfrentar y resolver los problemas reales e interactuar con otras culturas, con una visión propia del pensamiento flexible, creativo, innovador, inclusivo y empresarial.
El egresado se apropia de la evolución tecnológica, que le garantiza el uso productivo de la trasformación digital y, con el conocimiento de su disciplina, asume la solución de los problemas que le son presentados.
La Universidad La Gran Colombia arriba a los 70 años de servicio social formando y graduando a los estudiantes trabajadores y a las mujeres que, al momento de su fundación, en 1950, no podían estudiar por la ausencia de la jornada nocturna. Esta innovación, más pronto que tarde, demostró la necesidad y pertinencia de su oferta para transformar la sociedad y ayudar a una población que en ese tiempo estaba excluida de la educación superior.
Hoy, la Universidad cuenta con 69.297 profesionales graduados y ejerciendo con éxito su desempeño laboral profesional, destacados en todos los sectores: magistrados de las Altas Cortes, ministros, generales de las Fuerzas Militares y de Policía, senadores, representantes, comerciantes, empresarios, asesores, constructores, educadores, rectores y vicerrectores, entre otros.
De La Gran Colombia han surgido también cuatro universidades más, hecho que celebramos como excelente contribución a la educación superior a lo largo de los 70 años del claustro grancolombiano.